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261 Women’s Marathon 2014

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Nunca le hagas caso a un corredor después de terminar un maratón, no es él, le falta glucosa. ¿Se acuerdan de ese año sabático de maratones que quería? Pues me río. Un correo de NY llegó a finales de enero: “nos encantaría que lo corrieras, pero si no, pues manda a alguien”. Conocía la historia de Kathrine Switzer y pues no, no pude negarme. ¡Dos meses para entrenar! No me importó. Sabía que estaría de locos cumplir con un entrenamiento formal por lo que implica el evento (nunca hice distancia larga para empezar), pero confié en que el cuerpo tiene memoria, en mi entrenamiento mental, en hacer fuerza con el Insanity y en que el logro estaba en reconciliarme con el maratón después de Chicago.
A finales del año pasado le pedí a la vida un maratón de pocos participantes, sin la parafernalia de los Majors, con una ruta para disfrutar y una causa que me inspirara. ¡La vida me lo mandó al mes siguiente! “Siempe haz caso de las señales de la vida y de tu intuición”, me lo repetía mi madre desde pequeña. Y lo hice. ¿Mallorca? ¿De mujeres? bueno, vamos. ¿Quién soy yo para negarme?
Inesperadamente, no mantuve el estrés de los anteriores maratones. Entrené sola. “Tú no necesitas de nada ni de la aprobación de nadie para hacer lo que quieres, deseálo y pídelo a Dios, todo se dará si es para ti”, me lo repetían. Sin grupo, sin entrenador, sin presiones, con la comprensión de mi familia. Para mi los maratones son una catarsis, un maestro para aprender de la vida, amo sus enseñanzas y no repito los lugares donde los hago porque las segundas partes no es que no sean buenas, es que me gusta quedarme con la impresión de la primera vez y con esa magia y enseñanza. Así que hice lo básico, en los maratones no hay sorpresas, ¡no esperaba romper mi récord, pero quería enamorarme otra vez del maratón! Y así fue.
Se me hizo conocer a Kathrine Switzer, me habló de la fuerza femenina, estar con ella fue un bálsamo para mi mente ansiosa por correr más rápido. Encima la invité a México ¡y aceptó! Nuria Fernández, atleta española, quien fue campeona mundial de 1500m, me platicó de la ansiedad que produce el alto rendimiento y de cómo se disfruta (de otra manera) el atletismo. Ahora es atleta popular, mamá de dos niñas y junto a Kathrine compartió cómo el running se disfruta en la vida de las mujeres “comunes” como tú o como yo. “Los hombres llevan corriendo maratones 2000 años, las mujeres solo 30 años”, comentó Kathrine. “En este maratón queremos hombres que apoyen mujeres, claro que pueden inscribirse y participar, pero de antemano, deben saber que su trabajo es apoyar y no ganar”. ¡Qué fuerte! Y lo entendieron. Fue increíble ver hombres apoyando a sus novias, esposas, hermanas, mamás…de todas las edades y condición física. ¿Y qué creen? El mío lo hizo con una bici y llevó el abastecimiento móvil donde esta vez incluí también al pinole, pero más que eso, fue el apoyo mental más grande de mi vida, se fue todo el camino conmigo, platicándome de cualquier cosa, ¡eso es amor porque se aguantó las ganas de aburrirse!…¡la pared me dio en el km 41! y ahí le decía “ya no quiero escuchar” y me tapaba los oídos. De pronto, venía un niño con agua en la mano y yo envuelta en mi enojo, escucho a mi esposo decir: “para él, eres una heroína, viene a darte agua”. Su inocencia rompió mi corazón y al decirme: “¿queréis agua? ¡venga, venga!” casi me derrito. ¡Nadie puede correr y estar enojado! Me sacó la mejor sonrisa de mi vida y aunque el ácido láctico ya taladraba mis piernas, cerré como pude. Pisar la alfombra rosa y cruzar la meta (¡nunca vi el tiempo que llevaba!) pero hice 4:47, fue maravilloso. Yo solo quería disfrutar la magia del maratón.
Y ahí estaba Kathrine, como la mamá de todas las que hoy podemos correr un maratón. “Todas estamos destinadas a no terminarlo, pocas son las que lo acaban”. Me puso la medalla y me dijo: “Estoy muy orgullosa de ti y quiero que sigas trabajando para promover que más mujeres corran como tú. Admiro a las que son mamás, esposas, profesionistas y además, corren…yo decidí no tener hijos para mejorar mi tiempo en maratón de 4:20 a 2:51 pero ustedes son mi admiración. Nos vemos en México, gracias por estar aquí”. Dos besos y el abrazo de una mujer que al vernos así, fuertes, soñadas, felices, no paraba de sonreír y emocionarse sabiendo que había logrado su cometido: inspirar y permitir que las mujeres corrieran.
¿Qué aprendí? Que estos son los maratones que más me gustan. Siempre voy a admirar a las personas que entrenan para romper sus marcas (yo estuve así un buen tiempo y sé lo que és), pero por ahora y por mis circunstancias, amo encontrarle el lado filosófico al running. Siempre me enseñaron a que si me caía, me levantaba (y rapidito) y por eso, mi última experiencia en el maratón no podía ser triste. ¡Quería romper ese paradigma y cambiar la versión lo antes posible! “Todo depende de como quieras ver las cosas, de una cosa mala siempre debes sacar la parte buena, como yo cuando me quisieron sacar del maratón de Boston, yo perdoné al juez que me aventó, incluso antes de morir hablé con él…me hizo un favor y a todas las mujeres, él forma parte de esta historia”, dijo Kathrine. ¿Y saben qué? Estas son las cosas que agradezco a la vida, que me permita estar en contacto con personas propositivas, positivas, humildes y grandiosas. ¡Me encanta aprender de ellas y a eso vine hasta acá! Vaya lección.
Palma de Mallorca me dio el mejor maratón de mi vida, me quedo con la vibra de las mujeres españolas, inglesas y alemanas, y ¡ninguna dejamos de echarnos porras durante el trayecto! Tutús, mallas de colores, abuelitas, mamás, chavitas, con hombres a su lado, unas más pro que otras, con retos diferentes (una le prometió hacer un maratón a su gata si se recuperaba de una cirrosis) pero todas sonrientes, bromeando, ¡pura buena vibra! La medalla es una perla mallorquina de una joyería de acá y un kit de recuperación con un chocolate, una barra, una botella de 300ml de agua y una bolsa ecológica. Esa sencillez me gusta.
La lluvia dejó de caer hasta el km 37 pero yo imaginé que las gotas estaban limpiando mi mente y mi alma. Nunca seremos los mismos antes y después de un maratón y eso, mi familia lo agradece. Lloré en la meta de felicidad, diciendome a mi misma “Lo hice y como quería ¡gracias!”. Mientras me abrazaban y me grababan.
Gracias a todos, en especial a mi esposo que siempre ha estado conmigo, en las buenas y en las malas, a mi hija, a mi hermana que se ha chutado mis entrenos, al resto de mi familia. Gracias a Nuun, Sports Beans, Zoé Sport, Gatorade y Powerade por el apoyo. A Samsung porque con el Galaxy S5 grabé todo y probé la Gear Fit y fue lo máximo. Gracias Kathrine por todo lo que me enseñaste. Gracias Televisión Española por considerarme una promotora del running de mujeres en el mundo y contar parte de mi historia y trabajo a su audiencia. Gracias a todos los que me siguen en redes sociales y me dan su apoyo. Gracias a mis amigos y a mis enemigos, todos me hacen más fuerte.
Saldo blanco, cero ampollas, cero calambres, cero fascitis, cero dolor de rodillas. Fue mi primer maratón con pinole dentro del kit de abastecimiento y con entrenamiento 3 veces a la semana de Insanity.
¿Qué sigue? Pues disfrutar de la vida. Soy una orgullosa #runnermom y si antes era mi objetivo cumplir más de 50 años corriendo, quiero seguir haciéndolo como Kathrine y sus 40 maratones. ¡Háganle caso a su cabeza cuando les pida algo! No dejen que el miedo les gane. Su mente y su cuerpo lo agradecerán.

¡Te quiero maratón!
#WeKnowAboutChallenge
#261WomensMarathon

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