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Actitudes para salir rápido de una lesión Parte 1

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¿Tus entrenamientos no van según lo planeado? ¿La vida no va según lo planeado? ¡Bienvenido al club! Yo he tenido un año muy interesante como imagino que muchos de ustedes también.

Estaba entrenando muy bien, consistentemente con miras al maratón de Chicago durante este verano cuando mi pie derecho comenzó a doler y el resultado fue una fractura por estrés que terminó por convertirse en una fractura completa. Se ha tardado más de lo que planeé sanar, (tres meses sin siquiera apoyar el pie). Con esto aprendí una de las mejores lecciones de la vida: no puedes planear lo que te va a pasar.

Por varios días tuve un pequeño dolor en la parte superior del pie. Por supuesto que no le presté la atención suficiente. Pensé que quizá eran los tenis que se habían mojado y me estaban apretando. Pensé que era solo una molestia por como estaba apoyando el pie… y lo peor es que sé que la única forma como una lesión sana, es con descanso pero estaba entrenando bien y no quise tomar unas semanas sin actividad. Durante un entrenamiento sentí un poco de dolor en mi pie derecho, he aprendido a diferenciar el dolor del malestar o incomodidad. El malestar desaparece una vez que se deja de hacer ejercicio, el dolor no desaparece). De repente al poner el pie para apoyarme y poder dar un paso caminando sentí “CRACK” y escuché cómo el hueso se partió en dos. Decir que estaba un poco frustrada es un eufemismo, después de todo tenía tantos planes y estaba entrenando tan bien. Mentiría si digo que mantuve una actitud positiva durante todo el tiempo. Estuve tratando de ser optimista y de encontrar la lección escondida en todas estas cosas. Sin embargo, hubo momentos en donde me sentí frustrada, triste, enojada y todo lo demás. ¿En serio? ¿Lesionada la mayor parte del año? ¿Qué pasa con mis planes? ¡Esto no es lo que yo tenia en mente!

Estas son algunas de las cosas que me ayudaron a ganar perspectiva y me ayudaron a estar en el camino adecuado:

  1. Esto también pasará.

Suena como cliché, lo se, pero es cierto, es sólo un momento fugaz en tu vida. Si bien puede parecer como si tu mundo se acaba, la confianza en el hecho de que el solo saldrá mañana puede darte una luz de esperanza.

Yo estaba corriendo un día y mi músculo me dolía muchísimo. No podía poner el pie sin dolor (y estaba a 4kms de mi casa). Empecé a ponerme de mal humor y a pensar cosas negativas cuando me acordé de Amy Van Dyken. Ella es una ex nadadora olímpica (6 medallas de oro) y recientemente tuvo un accidente de ATV que la dejó paralizada de la cintura para abajo. Pensé que probablemente ella daría cualquier cosa por sentir el dolor que estaba sintiendo (no tiene sensibilidad en sus piernas) y eso puso mi miseria en perspectiva. Mi dolor muscular iba a parar en algún momento. Sí, eso podría significar dejar de entrenar por un tiempo, pero por lo menos, algún día, yo iba a ser capaz de correr de nuevo. Con esa perspectiva un día, una semana o incluso un mes de descanso no es tan malo. Todo pasa.

  1. Nadie puede hacerlo mejor que tú.

Porque no hay una sola persona por ahí que sea como tú Estás bendecido con atributos únicos que hacen que compararte con alguien más no sea solo inútil y desalentador, sino también imposible. Nadie ha vivido la vida que has vivido, así que nadie está mejor equipado para hacer frente a tus desafíos que tu. Recuerda esto cuando descubras a tu subconsciente tratando de convencerte de que no eres tan digno como otra persona.

  1. Este desafío sólo te hará más fuerte.

A pesar de que puedes sentirte quebrantado y herido ahora, te recuperarás de esta dura prueba y te convertirás en una persona más resistente. Cuando nos lesionamos, el tejido cicatrizante que se desarrolla para reparar nuestra piel dañada es más fuerte de lo que podrías imaginar. Es lo mismo para el corazón y el alma: Confía en tu capacidad de sanar también.

  1. Celebra tus “fracasos” que son una lección.

Como dice Oprah Winfrey, “Piensa como una reina. Una reina no tiene miedo al fracaso. El fracaso es un paso más hacia la grandeza.” Cuando suceden cosas terribles (ya sea de nuestro propio hacer o no), puede ser difícil ver el bosque por los árboles. Sin embargo, en cada fracaso o momento negativo hay una lección que aprender. ¡Ánimo, y tienen fe en el hecho de que gracias a esta experiencia estarás mejor equipado para hacer frente a lo que la vida te lanzara en el futuro.

En Londres 2012 Michael Phelps nadó su primer evento y no ganó una medalla por primera vez desde Sydney 2000. El segundo evento que nadó “solo” consiguió un bronce. Esto podría ser desalentador para un atleta de su nivel, pero lo que hizo es que él se sentó con su entrenador y reviso una y otra vez las cintas de esos eventos para averiguar lo que hizo y cómo podría mejorarlo. También pensó en lo que comía, su estado mental anterior a esas carreras, etc. Lo que pasó fue que en lugar de sentir lástima de sí mismo, veía esos eventos como oportunidades de mejorar, que lo llevaron a lograr 6 medallas de oro en las pruebas que nadó después. Busca las oportunidades para mejorar en lo que a otras personas les gusta llamar “fracasos”.

  1. Eres lo suficientemente bueno para probar, y eso es todo lo que necesitas hacer.

Ahora que sabes que los fracasos se deben celebrar y no temer, ha llegado el momento de darse cuenta de que todo lo que has logrado hasta ahora y todo lo que vas a lograr de ahora en adelante, consiste en dar un salto de fe e intentarlo. ¡Cree en ti mismo y da un salto de fe!

  1. El progreso triunfa sobre la perfección siempre.

Es muy fácil quedar atrapado en las expectativas de otros que nos olvidamos de que la perfección es un ideal irreal. Aspirar por la perfección te está preparando para sentirte terrible cuando te quedes inevitablemente corto. El progreso, por otro lado, es una mejor medida de lo brillante que eres y cuánto has crecido. Celebra cada pequeño paso adelante.

  1. No estás solo.

Aunque la inseguridad tiende a confinarnos a un lugar muy solitario, es importante que sepas que hay gente a tu alrededor que están desesperada por mostrarte lo increíble que eres y cuánto les importas, incluso si no puedes ver tu propio valor en este momento (que sin duda lo tienes). Recuerda que aunque no te sientas lo suficientemente bueno, tus amigos y familiares creen que eres lo máximo. No tengas miedo de llamarlos para que te den apoyo moral.

  1. Todo el mundo está luchando una batalla dura.

Mientras que tu problema es profundamente personal y único a tu situación, confórtate con el hecho de que hay otros que también con una lesión o problema pero no para alegrarte de su dolor, sino para no sentirte solo. No importa cuán desesperado te puedes sentir, hay alguien por ahí que va a ser capaz de relacionarse contigo y darte un poco de consuelo. Todo lo que necesitas hacer es encontrarlos.

  1. Hay mucho que agradecer.

Cuando estoy mal, una cosa que me gusta hacer es una lista de tres cosas por las que estoy agradecida, justo en el momento. Es un gran ejercicio para ganar un poco de perspectiva: a pesar de que se puede uno sentir como si el mundo se derrumbó a nuestro alrededor y creemos que vamos a salir rápido de una lesión, ser capaz de hacer una lista de gratitud me recuerda que hay un resquicio de esperanza. Dale una oportunidad a este punto, ¡te asombrarás de los resultados!

Continuará…

Por Tere Derbez-Zacher

Gracias por leer! Recuerda que  puedes seguirme en Twitter (@Tere Zacher), Instagram (@InsightfulRunner), y en Facebook (Pagina Tere Zacher Atleta) donde pongo consejos de entrenamiento y motivaciones durante el dia. Hasta la próxima!

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