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¿Se afecta el suelo pélvico cuando corro? Aquí la respuesta

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Cuando una mujer sufre síntomas de disfunción del suelo pélvico a menudo recibe la advertencia de que no debe realizar actividades deportivas de impacto. ¿Es ese mensaje correcto?

Cuando correr también se convierte en un punto de escape; un momento de salvación de la rutina, las obligaciones y los problemas cotidianos, es difícil dejar de hacerlo. Esto puede ser contraproducente si hay síntomas de disfunción del suelo pélvico por el impacto en cada zancada.

Emelie Forsberg, corredora y esquiadora de montaña, y madre de dos hijas, reflexionaba acerca de volver a la élite después de ser madre. En ella explicaba que, después del segundo parto, la vuelta fue más dura. “Soy una mujer a la que le gusta correr. Tuve a mi primer hijo y, tras el parto, siento que mi suelo pélvico no es el mismo. A menudo percibo una cierta sensación de peso, noto la vagina abierta y, de vez en cuando, cuando hago un esfuerzo pierdo algunas gotas de orina. Estoy incómoda y antes esto no me pasaba”, confesó la atleta. Quizás empezó a correr demasiado rápido tras el parto, y ha tenido que parar y focalizarse en reforzar la musculatura de su suelo pélvico y abdomen para mejorar al correr.

Ser físicamente activa a lo largo de la vida es importante para la salud y el bienestar de las personas. Los beneficios del running son conocidos por todas (mejoras en la función cognitiva, reducción del riesgo de demencia y de cáncer, menor riesgo de sobrepeso u obesidad, osteoartritis, hipertensión y diabetes tipo 2, etc.).  Conociendo toda esta información parece que el suelo pélvico es la única zona del cuerpo de la mujer donde los beneficios de la actividad física son cuestionados.

PROBLEMAS EN EL SUELO PÉLVICO NO ES IGUAL A ABANDONAR EL DEPORTE.

El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y fascias que necesitan trabajar juntos y coordinados para proporcionar un correcto sostén estructural a las vísceras pélvicas. Esto permite la continencia (urinaria y anal) y evita el descenso (prolapso) de las mismas. Estos elementos, algunos activos y otros pasivos, responden y se adaptan a las actividades de cada una  y son importantes, también, para una correcta función sexual. Cuando el suelo pélvico está dañado o debilitado pueden aparecer incontinencia urinaria y/o anal y el descenso -prolapso- de los órganos u otras disfunciones.

“Los ejercicios de suelo pélvico” deberían estar en el plan de entrenamiento. Los trabajos de CORE tienen un fuerte componente de activación sobre esa musculatura y, sin embargo, la mayoría de las veces no se lo concientiza como tal” ”, señala la profesora nacional en técnicas de gimnasia Valeria Milone.

“En el running particularmente, el impacto se da naturalmente y de manera constante, (considerando por supuesto que a mejor técnica desarrollada, más eficiente será la corrida) por eso considero imprescindible colocar un foco claro de trabajo en esa zona para las mujeres (y varones) que sufren de incontinencia”, detalla la especialista en gimnasia postural global que actualmente está realizando tesina su la Licenciatura en actividad física y deporte (UNDAV).

Al correr se produce un aumento de la presión intra-abdominal (dentro del abdomen y hacia la pelvis) y una fuerza de reacción a la pisada que deben ser contrarrestadas por el suelo pélvico de la runner. El suelo pélvico, por lo tanto, debe estar en buen estado y responder de forma rápida a las exigencias que recibe. Por eso es importante que el suelo pélvico esté también en forma y coordinado con otros grupos musculares como la faja abdominal. La fisioterapia y los ejercicios hipopresivos ayudan en eso.

El tipo de incontinencia más común durante la actividad física es la de esfuerzo. Los estudios muestran que la incontinencia de esfuerzo es frecuente entre las mujeres que realizan deporte (en algunos deportes más que en otros y el running pica en punta). Dados los numerosos beneficios para la salud del deporte, el mensaje para la mayoría no debería ser el de dejar de correr y, desde luego, esta no es una opción para algunas mujeres y, ni que hablar, para las atletas de élite.

Algunos estudios confirman que, en cada trote, los aumentos de la presión intra-abdominal son repetidos pero breves y de menor intensidad que los que se producen, por ejemplo, cuando se tose o hay que pararse de una silla. No todas las actividades comportan las mismas cargas por lo que hay que valorar el tipo de práctica deportiva que se quiere realizar y cómo se realiza. Se pueden proponer cambios sin que eso obligue a un cese en la actividad.

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Hay que analizar, también, cuál es la actitud corporal de cada individuo durante la práctica del deporte. El suelo pélvico no está aislado del resto del cuerpo, sino que ocupa una posición central, el CORE. Un correcto análisis de la zancada, de cómo trabaja la pelvis o de la posición del torso y una reeducación postural oportuna y de la técnica de carrera, pueden tener muchos beneficios en el suelo pélvico.

En resumen, entrenar el suelo pélvico, igual que el resto del cuerpo, es de suma importancia. Lo es cuando aparecen los problemas y también antes de que se manifiesten.

Juan Pablo Calviño D’.
Preparador Físico & Maratonista.
Entrenador a distancia.
@jpcalvi

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