¿Por qué muchas mujeres lloran después de correr?

¿Alguna vez cruzaste una meta y sin saber por qué, comenzaste a llorar?No era tristeza. No era dolor físico.

Era algo que salía desde dentro, como si una puerta se abriera para dejar salir todo lo que habías guardado. Ese nudo en el pecho, esa emoción contenida que no sabías cómo explicar… finalmente encontró salida.

A muchas nos ha pasado.
Y no, no estás exagerando. No es raro. No es debilidad. Es ciencia, es emoción, es humanidad.

Recuerdo perfectamente la primera vez que me pasó. Había terminado un 10K en medio de una semana difícil: estaba agotada emocionalmente, con el corazón roto por una situación personal, sintiéndome desconectada de todo. Ese día no iba por tiempos ni por récords. Solo quería moverme, respirar, sobrevivir. Pero al llegar a la meta, sin esperarlo, empecé a llorar. No podía controlarlo. Me cubrí la cara con las manos, no por vergüenza, sino porque necesitaba ese espacio mío, íntimo. Lloré como si ese 10K hubiera desbloqueado algo que llevaba meses queriendo salir.

Y sí, eso tiene explicación.

¿Qué sucede en tu cuerpo cuando lloras después de correr?

Cuando corres, tu cuerpo entra en un estado de activación profunda. Aumenta la oxigenación cerebral, se eleva la temperatura corporal, y sobre todo, ocurre una tormenta química emocional:

• Suben tus niveles de endorfinas, que generan sensación de euforia o alivio.
• Se reduce el cortisol, que es la hormona del estrés.
• Se libera dopamina, que te da una sensación de recompensa y conexión.

NO SIEMPRE QUIERO CORRER PERO ME SIENTO MEJOR CUANDO LO HAGO

Además, correr estimula zonas del cerebro que regulan el procesamiento emocional, como la amígdala y la corteza prefrontal. Según un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology (2021), el ejercicio aeróbico de intensidad moderada a alta puede mejorar significativamente la autorregulación emocional, debido al aumento de neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina, lo que favorece la liberación emocional.

Llorar no te hace frágil. Te hace real.

Muchas corredoras de Soy Corredora nos han escrito para contarlo:
– “Lloré en mi primer 21K porque no creía que podía hacerlo.”
– “Lloré porque por primera vez en meses me sentí fuerte.”
– “Lloré porque vi a mi hija en la meta y entendí por qué lo hago.”

Ese tipo de llanto no es algo que se pueda ensayar. Es algo que te sucede.
Y sucede porque correr no es solo físico. Es una conversación entre tu cuerpo, tu mente y tu historia.

Dale permiso a tu cuerpo de sentir

La próxima vez que te pase, no te frenes.
No mires para otro lado.
Déjalo salir.

Llorar después de correr es una forma de decirle al mundo (y a ti misma):
“Estoy aquí. Lo logré. Y todo lo que he cargado… ya no pesa igual.”

Comparte con nosotras si has llorado después de correr.