El lado bueno de lesionarse

De las peores cosas que pueden pasarle a un corredor es no poder correr. Si la razón es una lesión peor aún, porque eso significa no poder entrenar varios días, semanas o meses en el peor de los casos.

Primero hay una combinación de sentimientos que ya no sabes cuál es peor: tristeza, enojo, frustración, desesperación, ansiedad, etc. Lo que provoca que traigas un genio de los mil diablos y no hay quien te aguante, ¡ni tú misma!

En estas cinco semanas que llevo sin correr, ya pasé por esa mezcla de sentimientos. Ya lloré, ya me enojé conmigo y con mi lesión, ya me frustré porque no pude ir a Chicago a correr mi tercer maratón, ya me desesperé porque no he podido entrenar y la ansiedad por no poder “endorfinarme” con mis entrenamientos, mejor ni les cuento. Si se han lesionado, saben de qué les hablo.

Lo bueno es que, como dicen, después de la tempestad viene la calma. Como mi lesión no tiene para cuando terminarse de recuperar, tenía dos opciones. O seguía haciéndome los días más pesados quejándome por todo hasta que pudiera regresar a correr o le encontraba el lado positivo. Opté por lo segundo.

El lado bueno de haberme lesionado es que he aprovechado mi tiempo en hacer otras cosas que ya no me había dado tiempo para hacerlas como leer, dibujar y meditar. He aprendido más de anatomía que en la escuela. Si no hubiera sido por esta lesión, no sabría que tenemos una banda iliotibial en cada pierna, su función y cómo prevenir una lesión. Más a la fuerza que por gusto, pero he dejado que mi cuerpo descanse. Las lesiones a veces aparecen porque no escuchamos a nuestro cuerpo y le exigimos de más. Este es el momento de dejarlo descansar y que se recupere. Maratones hay muchos, piernas sólo dos…

Buscando alternativas para ejercitarme mientras puedo volver a correr, he descubierto algo que podría ser tan adictivo como correr: ¡el yoga ashtanga! Si hubiera sabido que me iba a gustar tanto, lo habría empezado a practicar hace tiempo. Me ayuda a controlar la respiración, a mejorar la postura, a fortalecer los músculos, a mejorar la elasticidad y lo mejor de todo, ¡me da una buena dosis de endorfinas!

Si están lesionadas como yo, lo único que puedo recomendarles es que tengan una actitud positiva y disfruten el tiempo de descanso. Cuando regresemos a correr seguramente disfrutaremos más nuestros kilómetros.